España se ha proclamado en Pekín este fin de semana campeona del mundo de baloncesto jugando en la final contra una de las mejores selecciones del mundo: la argentina. A buen seguro los jugadores de ambos equipos intercambiaron más que palabras durante los momentos más disputados del encuentro, y a pesar de la distancia y de las diferencias tanto de pronunciación como de vocabulario que existen entre el español de España y el de Argentina, seguro que se entendieron perfectamente. Pero ¿cuáles son estas diferencias?
La principal diferencia entre ambas variantes, y la que más llama la atención a los hablantes tanto de un lado como de otro es la pronunciación. Por ejemplo, mientras los españoles pronuncian el sonido /θ/ antes de –ce, -ci, -za, -zo, y –zu; los argentinos utilizan el común de Latinoamérica /s/ (aunque a su vez éste también se utiliza en la zona sur de España, especialmente en la región de Andalucía y Murcia). Otra diferencia muy notable tiene que ver con el tono y la cadencia en la pronunciación: el argentino suele tener un tono ligeramente más elevado, lo cual da pie a divertidos (y frustrados) intentos por parte de muchos españoles de imitar el acento argentino.
Asimismo, la conjugación verbal y los pronombres de segunda persona difieren entre el español y el argentino: el “tú tienes” en español se transforma en “vos tenés” argentino, y el “ustedes dicen” argentino se torna “vosotros decís” cuando uno se va al viejo continente.
Donde puede haber un poco más de confusión suele ser entorno a aquellas palabras que existen en una de las variantes pero no en la otra, o mejor dicho, cuando se utilizan vocablos equivalentes a uno y otro lado del Atlántico que despistan durante una conversación español-argentino, a saber: “remera” en argentino significa “camiseta” en español, mientras que los de la península llaman “melocotón” al “durazno”. Sin embargo otras palabras han conseguido penetrar lo suficiente en el país hermano, de tal forma que un español sabe perfectamente lo que es un “quilombo” o un “celular” de la misma manera que un argentino entiende lo que es un “coche” o un “ordenador”.
Con todo, y a pesar de las pequeñas diferencias entre ambas variantes, seguro que los jugadores de ambas selecciones de baloncesto, después de la final, se citaron para tomar unas “birras”, palabra que no es ni de origen español ni argentino, sino italiano, pero que a buen seguro ambos felizmente entienden y comparten.